jueves, 19 de enero de 2012

Un cajón de disfraces para los niños

¿Os habéis preguntado alguna vez por qué a los niños les gusta tanto disfrazarse? Yo sí, porque unos de los juegos preferidos de mis hijos es ir al cajón de los disfraces, ponerlo patas arriba y hacer todo tipo de combinaciones en su vestuario, mientras imaginan cualquier aventura.

Así el viejo pañuelo dorado de mamá se convierte en una rica capa de reina, en el turbante del Aladino o en una mágica capa voladora. En el cajón de los disfraces de casa disponemos todo tipo de cosas originales que en su día quedaron desfasadas o gastadas, pero que a mis hijos les encanta reciclar para sus aventuras. Por supuesto, también hay disfraces que les hemos regalado para alguna ocasión: traje de superhéroe, princesa, pirata, policía, pastorcillo, etc., pero normalmente el juego no consiste en tomar la personalidad de un princesa concreta con un traje determinado, a ellos les gusta hacer sus propias creaciones, cogiendo un lazo de allí, una falda de acá o una tripa de salchichón por espada.

Todos adoptan una nueva personalidad y luego me suelen representar algún teatrillo o juego. Se lo pasan en grande y les encanta poder salir a la calle a lucir sus modelitos o extravagancias. Ellos saben que es una ocasión especial, no hace falta que sea halloween, ni carnaval, ni el día del festival o baile de fin de curso.

A todos alguna vez nos gustaría meternos en la piel de otro o, al menos, imaginar cómo seríamos si tuviéramos otro aspecto. El juego de simular otra personalidad para los niños tiene muchas ventajas ya que despierta su imaginación, se enfrentan  a otras realidades, oficios, historias, personajes,  realizan acciones fuera de lo común: como luchar con un dragón, bailar con el príncipe, volar, derrotar al malvado, hacer payasadas para que otros se rían, actuar…, cosas que no se suelen hacer con su vestuario habitual. “El hábito hace al monje”, así que si nuestros hijos quieren jugar a ser otra persona ¿qué mejor que disfrazarse?

Para un niño, jugar a los disfraces no es simplemente ponerse un traje bonito perfectamente confeccionado con el que pasearnos en un día señalado,  es una de las herramientas que emplean nuestros hijos para jugar a tener  o simular distintos papeles en la vida, a experimentar,  a crear y reírse… y, por supuesto, inventar un disfraz es parte de la diversión.

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