lunes, 28 de mayo de 2012

La timidez de los niños

A mi parecer, cierto grado de inhibición en el niño no debe considerarse una conducta indeseable. Si bien es verdad que un exceso de timidez se puede considerar patológica, especialmente cuando el niño toma conciencia de su falta de habilidades sociales y se encierra en sí mismo o se aisla del mundo, la timidez moderada forma parte de la personalidad normal de un niño.

Es frecuente que los niños muestren cierta desconfianza, especialmente a la hora de relacionarse  con los adultos que no forman parte del ámbito familiar.  No creo que sea peor un niño algo reservado que un niño que muestra un gran desparpajo en su relación con los mayores. Hay niños que por prudencia prefieren no arriesgar en su relación con otros;  como dice el famosa novela del El Quijote: “al buen callar, llaman Sancho”. Saber callar y mostrar una actitud reservada en las relaciones con los demás a veces son estrategias empleadas por los niños, no porque sean inseguros, sino porque analizan los diferentes grados de confianza o de respeto a las distintas personas y, a mi parecer, no debe ser corregida. Casi me resulta más extraño un niño charlatán que trata con la misma confianza o igual trato a  un compañero del cole que a un anciano en el parque, que uno que sea callado o discreto ante los desconocidos.

Los niños tienen que aprender a relacionarse no sólo con sus iguales, sino también con los adultos. Cada niño, igual que nos ocurre a los mayores, tiene su propia personalidad: unos son más introvertidos y otros más extrovertidos. A veces, al intentar obligar a nuestros hijos, a cumplir con protocolos de conversación u otros actos  sociales con los que no se sienten cómodos o para los que no están preparados, pueden suponerle frustración y todavía más inseguridad que la que nos parece a nosotros que muestran.

Que un niño sea tímido, no quiere decir que llegue a ser un adulto reservado o poco comunicativo. Las habilidades sociales se aprenden y aunque hay niños que tienen más facilidad por su naturaleza sociable y amable, la gran mayoría de los niños serán capaces de vencer su timidez y su falta de confianza con el tiempo.

Los padres podemos valorar cuándo nuestro hijo tiene una timidez excesiva que le produzca bloqueos e inseguridad en sus comportamientos con los demás y le impidan el desarrollo normal de sus habilidades sociales, tanto si se trata de episodios pasajeros como más duraderos.

Patro Gabaldón

jueves, 24 de mayo de 2012

Una hermosa piel durante el embarazo

La piel durante el embarazo viene a ser un lienzo donde pueden quedar dibujados, al menos de manera temporal, lo efectos hormonales, vasculares e inmunológicos propios de nuestro estado. Así es posible que nos digan que tenemos la piel más bonita y luminosa que nunca, pero también puede que nuestro cuerpo presente eczemas, irritaciones, picores, rojeces, sequedad o manchas, no tan hermosas. Casi ninguna mujer queda libre de experimentar, en mayor o menor medida, cambios en la piel de su cuerpo.

Durante el embarazo se produce un abastecimiento mayor de sangre en los órganos del cuerpo y se incrementa por ello la temperatura basal, esto estimula la secreción de las glándulas sebáceas y de ahí que podamos tener una piel más luminosa o que seamos mucho más susceptibles a las irritaciones debidas al sol, al sudor, al calor, a los productos cosmético (jabones, desodorantes y perfumes), a la  bisutería o a los alimentos. ¡Deberíamos poner especial cuidado con nuestra piel ahora que se nos avecina una época de calor!

 El verano puede traer consigo algunos trastornos en la piel de la embarazada como irritaciones, granitos o urticarias por sudor o calor, además puede agravar las antiestéticas manchas de la piel, especialmente de la cara. El cloasma gravídico se da casi en el 70 por ciento de las mujeres embarazadas y se acentúa en los últimos meses cuando los niveles hormonales más elevados. La exposición al sol empeora estas manchas de color marrón en el rostro (a modo de máscara), que desgraciadamente no podemos evitar. Pero aunque no podemos controlar su aparición, debida a los efectos hormonales, al menos, podemos disminuirlos, evitando la exposición a los rayos UV y empleando un protección solar alta. Terminada la lactancia, el dermatólogo puede indicarnos  cremas para clarear la piel que, en cualquier caso, acabarán desapareciendo.

Para cuidar la piel durante el embarazo lo mejor es tener una buena hidratación de la piel, tanto por fuera como por dentro. Beber líquido abundante y emplear cremas o aceites hidratantes al final del baño que contengan vitaminas A y D. Evitar baños prolongados, los efectos negativos del calor y el sol y cremas o productos cosméticos agresivos (cremas anticelulíticas, antiarrugas, perfumes, etc…). Mantener una dieta sana y equilibrada para no ganar más peso del recomendado y emplear ropa de tejidos transpirables y cómodos.

Patro Gabaldón

jueves, 10 de mayo de 2012

Práctica de artes marciales para los niños

Las aficiones de los padres se trasmiten a los hijos con mucha facilidad, en casa tengo un claro ejemplo ya que a mi marido le encantan las películas de artes marciales: saltos, patadas, posiciones increíbles, filosofía oriental… y mis hijos, especialmente mi hija de ocho años, tiene su misma inclinación; tanto es así que su canción favorita es aquella en la que su heroína preferida Mulan, se entrena para el combate y enfrentarse con los temidos Hunos que amenazan el imperio chino.

Muchas veces la sorprendo saltando de la cama al suelo con una pierna estirada hacia arriba, poniendo caras de concentración  o rodando por el suelo imaginando luchas ficticias. Disfruta enormemente cuando en las películas gana el chino bueno porque, aunque bueno y malo luchan de maravilla, el bueno tiene una motivación y una preparación espiritual que le permite vencer. Mi hija se emociona cuando el personaje principal muestra ese dominio, no sólo de su cuerpo sino de su mente. La fuerza interior y disciplina que hace que el cuerpo pueda convertirse en arma poderosa.

Las artes marciales, pese a ese componente de lucha tan importante (marcial es una palabra referente a la guerra y combate) no se trata de un deporte en el que se potencie la violencia ya que tiene un trasfondo ético y filosófico que puede ser muy útil para la convivencia de los niños.

La práctica de artes marciales, además de suponer un deporte completo para que los niños desarrollen su coordinación, flexibilidad, potencia, habilidad y estrategia, puede ayudarles a relacionar y combinar armoniosamente las capacidades físicas con las mentales, ya que los deportes como el judo, el kárate, el kunfú, el taek-wondo, etc. van íntimamente relacionadas con la autodefensa y la armonía cuerpo y mente.

Para los niños moviditos puede ser unos de los deportes más indicados, ya que canalizarán sus energías de manera positiva y controlada. Los seis años son una buena edad de iniciación. Generalmente, en las prácticas de inicio en estos deportes no se realizan todavía competiciones, sino, “catas” o técnicas de control del propio cuerpo fundamentalmente. La práctica del judo u otras artes marciales ofrecen a los niños la posibilidad de realizar distintos movimientos y técnicas para conocer y dominar su cuerpo, para mantener una comunicación motora con el compañero o contrincante, para esquivar al contrincante y para saber caer al suelo, evitando lesiones.  Además, suponen una buena fuente de trasmisión de valores, de motivación y de toma de decisiones. 

Patro Gabaldón

martes, 8 de mayo de 2012

Ser madre: el mejor trabajo del mundo

¡Felicidades mamás!

El domingo pasado celebramos el día de la madre, pero todos sabemos que las madres están todos los días, y día tras día a pie del cañón, a veces entusiasmadas y otras agotadas, pero siempre junto a nuestros hijos. Ser madre es un trabajo sin sueldo, incluso, en ocasiones, ingrato; puede llegar a ser extenuante, pero  también único y edificante. Ser madre es un trabajo que nos santifica, que nos perfecciona como personas y exige lo mejor de nosotras… es el mejor trabajo del mundo.

Comparto con vosotras un precioso y emotivo vídeo promocional, realizado por la organización de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Madres de hoy, de mañana y de siempre, ¡merecéis una medalla olímpica!

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viernes, 4 de mayo de 2012

Equilibrio entre reñir y felicitar a los niños

En la educación de nuestros hijos, ni todo debe ser cal ni todo arena. Para conseguir una pasta homogénea y adecuada para la construcción de sus conductas tenemos que saber echar una de cal y otra de arena. Buscar el equilibrio entre reñir y felicitar a los niños es la forma más indicada de conseguir moldear a nuestros hijos y de estimularles para seguir mejorando.

Tanto corregir como felicitar a los hijos requieren de cierta habilidad por nuestra parte. Llevados por nuestro cansancio, nuestro mal humor,  o nuestras constantes batallas, lo más fácil y automático es que en la corrección, descalifiquemos a nuestro hijo, le pongamos etiquetas o le digamos verdaderos disparates… Siempre deberíamos intentar corregir con calma y sin iras, aunque sé por experiencia que aunque la teoría suena bien,  la práctica es algo más difícil. Pensar en lo que diremos, mordernos la lengua antes de decir cualquier barbaridad puede ser muy difícil para nosotros los papás, pero si lo logramos, nuestros hijos podrán beneficiarse de aprender, al igual que nosotros, a refrenar sus impulsos y a controlar su mal genio.

La corrección de nuestros hijos es necesaria, no debemos ser condescendientes con un mal comportamiento y, asimismo, tampoco debemos adularles exageradamente o ser excesivamente permisivos. Debemos felicitarles objetivamente, haciéndoles sentir la alegría que nos proporcionan sus buenos actos y esfuerzos. No debemos felicitar a la ligera, sin dar la oportunidad de que el niño medite sobre aquello que ha hecho bien para que forme parte del repertorio habitual de su comportamiento.

Tampoco deberíamos dejarnos cegar por la pasión que nos despiertan nuestros pequeños a la hora educarles. Este privilegio parece estar reservado para las abuelas, que tienden a disculpar absolutamente todos los errores  de sus nietos, sin objetividad y sin necesidad de atender a aspectos educativos (para eso están sus padres). Seguramente habéis escuchado el dicho de:  “Es que Fulanito no tiene abuela” que se dice de alguien que se enaltece y se elogia a sí mismo, porque este es un papel que parece reservado exclusivamente para las abuelas, a las cuales se les cae la baba con sus pequeños nietos.

Pero con todo, si pusiéramos en una balanza las riñas y en otra las felicitaciones y reconocimientos, siempre el platillo debería ceder a favor de estos últimos, ya que con el reconocimiento de sus esfuerzos y actos, podemos conseguir muchas más cosas que con repetidas, hartantes y exasperantes reprimendas. Estimular las buenas actuaciones de nuestro hijo a través de palabras amables, elogios, agradecimientos, felicitaciones y caras alegres, aumentan en casi todo los niños la motivación, la autoestima y las ganas de volver a conseguir la alegría de ver a sus padres orgullosos de él y de disfrutar del éxito conseguido con su esfuerzo.

Patro Gabaldón