miércoles, 7 de noviembre de 2012

Relación entre el sueño y el crecimiento de los niños

El sueño es una necesidad biológica importantísima para todos, pero especialmente para los niños, ya que está directamente relacionado con la necesidad de restablecer la energía, con la capacidad de atención, el estado ánimo y el crecimiento neuronal y físico.

A mi pequeña vecinita se la escuchaba llorar muy a menudo, cogía una rabietas que se la escuchaban a 500 metros a la redonda y, sinceramente, creo que ese carácter tan exasperante que decía su madre que poseía se debía a su falta de sueño. Cenaba tarde, se acostaba tarde y se levantaba muy temprano ¡era todavía pequeña para ese ritmo de sueño de adulto! No es cuestión de tener mal humor, es que la pobre no descansaba todo lo que su cuerpo y temperamento necesitaban. ¡Los sábados y domingo apenas se la escuchaba!

La relación entre sueño y crecimiento está en la hormona del crecimiento que se segrega en mayor cantidad después de la primera hora de sueño nocturno o en las siestas largas, de ahí la importancia de que los niños duerman del tirón, no de forma intranquila o interrumpida. Esta hormona actúa sobre los tejidos del cuerpo, desarrollando células y ayudando a metabolizar las proteínas. Y, aunque la liberación de esta hormona no sólo está asociada al sueño, sino también a  la alimentación, el ejercicio físico y la estabilidad emocional, el descanso adecuado permite mantener unos valores equilibrados para que el niño llegue a su máximo potencial de crecimiento.

No dormir correctamente afecta a los procesos cerebrales, un niño que no duerme lo necesario puede ver afectado considerablemente su aprendizaje y la ejecución de sus tareas. El cansancio físico, la distracción y la falta de concentración son las consecuencias de una posible falta de sueño en los niños, de ahí la importancia de que creemos desde pequeños buenos hábitos de sueño, favoreciendo rutinas y respetando los momentos marcados fisiológicamente, es decir, la noche y la primer ahora de la tarde.

La duración total de sueño va disminuyendo con la edad, especialmente el diurno, pero hasta los cuatro años es muy importante también mantener la siesta de las primeras horas de la tarde, ya que parece haber una tendencia fisiológica a quedarse dormido o mantener los niveles de atención más bajos a estas horas. Aunque los niños más mayores no logren conciliar el sueño en estas horas, es recomendable que tengan actividades más tranquilas o que requieran de menos esfuerzo y atención. ¡Escuchemos a nuestro cuerpo! Comamos cuando tengamos hambre y descansemos cuando estemos cansados.

Patro Gabaldón

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